¿Qué es un ataque?
Un ataque es una repentina y severa complicación de anemia de célula falciforme. Afecta entre 6 y 8% de los pacientes con anemia de célula falciforme, especialmente entre los 2 y 10 años de edad. Un ataque puede ocurrir junto con una crísis de dolor o una infección, pero en muchos casos no hay ninguna enfermedad relacionada.

Aunque la recuperación de un ataque puede ser completa en algunos casos, frecuentemente puede causar daño al cerebro, parálisis, convulsiones, coma y hasta la muerte.

Una repetición del ataque causa mayor daño al cerebro y aumentan los riesgos de muerte. Una repetición de los ataques se presenta en por lo menos 60% de los niños que y han sufrido un ataque a menos de que reciban tratemiento.

En estos momentos aún no existe una prueba que pueda predecir cuáles niños con anemia de célula falciforme corren el riesgo de uno o más ataques.

¿Cual es la causa de un ataque?

La células falciformes de un niño con anemia de célula falciforme tienen dificultades para moverse por los vasos sanguíneos del cerebro. Si algunas de estas células se "atascan" y no se pueden mover, otras células falciformes tambíen se empiezan a atascar y forman una obstrucción que bloquea a los vasos sanguíneos. El oxígeno no puede pasar por estas obstrucciones a otras partes del cerebro, y esto causa el ataque.

Síntomas de un ataque

  • Espasmos o sacudidas repentinas de la cara, piernas, brazos
  • Convulsiones
  • Comportamiento extraño, anormal
  • No poder mover un brazo y/o una pierna
  • Paso desbalanceado si su niño caminaba normalmente antes
  • Tartamudeo o farfulleo si el niño hablaba claramente antes
  • Debilidad en las manos, pies o piernas
  • Cambios en la visión
  • Dolores de cabeza severos que no desaparecen con Tylenol
  • Vómitos severos

Tratamiento inicial de un ataque
Su niño será observado cuidadosamente en el hospital par detectar síntomas nuevos o progresivos. Posiblemente se le dé medicamentos para controlar o prevenir convulsiones causadas por el ataque. Su niño posiblemente necesite pruebas radiográficas especiales (tales como tomografías computarizadas o imágenes por resonancia magnética) y terapia física. Probablemente se le dará una trasfusión de sangre que no tenga células falciformes.

Evitando la repetición de un ataque
Para evitar otro ataque su niño probablemente deberá recibir una trasfusión de sangre cada 4 ó 5 semanas. El niño recibirá transfusiones de sangre que no tenga células falciformes. Esto convencerá al cuerpo del niño que no tiene que producir nueva sangre con células falciformes. Aunque las trasfusiones de sangre pueden ayudar a evitar nuevos ataques, no sabemos por cuántos años deberá recibir transfusiones el niño.